La colega denunció haber recibido amenazas desde nueve líneas de teléfono diferentes para amedrentarla. Lo curioso es que esos números fueron comprados a nombre de Thelma Fardín mientras que otro teléfono fue fijado a su nombre. Además, es víctima de ataques sistemáticos mediante el uso de redes sociales.
Organismos internacionales como la Relatoría para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos han alertado ya sobre el impacto que estas agresiones generan en la libertad de expresión y advertido que las mujeres periodistas son las más afectadas debido a una doble vulnerabilidad: por ejercer la labor periodística y por su género. En particular, un estudio de la Unesco realizado en 112 países concluyó que internet es el lugar más agresivo para las cronistas, mientras que las especialistas en temas de género son las más atacadas.
FOPEA rechaza cualquier acto de violencia, sea físico o digital. A la vez, reclama que se investigue quién o quiénes están detrás de las amenazas contra Peker y que se garantice su seguridad. Resulta inadmisible que las mujeres periodistas estén sometidas a mayores riesgos y que deban dejar de abordar coberturas vinculadas a violencia de género por temor a ser perseguidas, a las represalias, a los agravios y a los discursos de odio en las redes sociales.
